Anchimallén

Autor: Alexiel Riquelme

Categoría: Ciberchamanismo

La sociedad secreta Thule, cuando llegó a las zonas al sur del Bío Bío, trajo consigo a sus propios médiums para que los guiaran y ayudaran a diferenciar a los verdaderos magos de los charlatanes, ya que habían encontrado varios en el camino hasta que una noche, mientras acampaban buscando la ruca de una machi, se encontraron con una de esas cosas. La mayoría se salvó, no así los mediums que le sirvieron de alimento.

Habían entrado a las tierras de la machi, pero su guardián no iba a permitirles salir con vida. A pesar de que la machi llegó a tiempo, ya habían perdido a sus médiums. Se dieron cuenta que charlatanes no iban a encontrar en estas tierras... y sueños tranquilos tampoco.

Y así fue como inició el pacto de ayuda con los mapuches.

La sociedad Thule sabía acerca del enorme conflicto bélico que estaban planeando los Illuminati, y le prometieron a los mapuche que, si ganaban la guerra, ellos los ayudarían a recuperar sus tierras y sus lugares sagrados. Los mapuches sabían que la verdadera guerra contra los huinca era mágica y la estaban perdiendo. No iban a desechar esa propuesta hecha por gente de alma tan contraria a la naturaleza tóxica y destructiva de los brujos y alquimistas huinca que sometieron a la Mapu en un coma inducido con acupuntura geodésica, plantando sus infernales cruces en todos los puntos de poder que encontraron.

Esta era su oportunidad de volver a despertar a su querida Mapu. Ellos aceptaron y los extranjeros fueron instruidos por machis y Renïs acerca de los secretos de la vida, y los Kalkus sobre los secretos de la muerte. Se les llevó a la Renüpulli que estaba oculta -y aun lo está- en unas montañas cerca de las faldas del volcán Llaima. Aparte de los mapuche, la delegación alemana fue la primera en observar el "efecto Cherencov". Aprendieron cosas simples cómo fabricar sus propios anchimallén (insulfándole vida a un huesito de nonato) hasta convertirlo en un ser autónomo que tomaba la forma de una esfera brillante, con la capacidad de atravesar objetos y desplazarse a velocidades superiores a las de cualquier aeronave conocidas después de un tiempo.

Aprendieron cosas cada vez más complejas, como la cartografía decadimensional de los diferentes planos de existencia, y entre otras más una nueva matemática, descubierta hace más de doce mil años, donde la división por cero era posible y que al aplicarla sobre la física cuántica, daba cuenta de la posibilidad de estirar el espacio y el tiempo para producir un desgarramiento en las membranas que unen nuestro universo con otros, y así abrir portales lo suficientemente estables como para permitir la entrada o salida de materia...

A pesar de todo, seguían fascinados con esas esferas, ya que al analizarlas, se dieron cuenta de su real naturaleza: eran chacras artificiales...