miércoles, 8 de agosto de 2012

Androides

Autor: Jorge Araya
Categoría: Robótica


El viejo ingeniero llevaba en sus manos una destartalada caja de cartón con los recuerdos que quedaban en su escritorio. Media hora antes había sido despedido por el directorio del nuevo consorcio a cargo de la empresa donde había trabajado los últimos cuarenta años de su vida. “Jubilación” le dijeron que se llamaba, nombre bonito para deshacerse de los más viejos de la empresa sin tener que hacerse cargo de indemnizaciones y demases: total, para eso había estado ahorrando obligatoriamente toda su vida. Ahora debería vivir de ese dinero, ostensiblemente menor que su sueldo oficial, y sin tener nada productivo que hacer en los años que le quedaban. Bueno, al menos nada formal.

El ahora jubilado ingeniero era un aficionado a la robótica. Gracias a sus recursos y a sus actualizados conocimientos fue capaz de aprender rápidamente sobre la programación de esos artefactos que parecían reemplazar al humano pero que en realidad estaban llamados a generar el suficiente tiempo de ocio en las personas al realizar los monótonos trabajos repetitivos de modo seguro y sin errores que muchos debían ejecutar, para que dicho tiempo fuera utilizado en la creatividad. Lamentablemente la robotización había causado un efecto nefasto en la vida industrial, eliminando cargos humanos y relegando a las personas a la cesantía o a labores de servicios cada vez más mal remuneradas. El viejo ingeniero había tenido que estar dentro de ese horrendo proceso de decidir quién servía más a las necesidades de la empresa para mantenerlo en su puesto y decirle a sus superiores quiénes eran prescindibles. Pero ahora que tenía el tiempo y los conocimientos, y había podido invertir en el momento adecuado en procesadores de última generación y materiales de primera a bajo precio, podría pagar su deuda con la sociedad, y más que nada con quienes habían caído en la pobreza gracias al mal uso de la tecnología. Su idea era revolucionaria: haría robots androides con la capacidad suficiente como para reemplazar a los directores de las empresas, y demostrarles por medio de la ley del Talión lo que ellos le habían hecho a obreros y profesionales de cargos no directivos. Si lograba que los directores de su empresa aprendieran la lección, la robótica del futuro sería un complemento y no un reemplazante del humano.

El viejo ingeniero estaba terminando los detalles de su proyecto. Los androides estaban armados, programados y funcionales, vestidos a la usanza de un directorio de empresa y en el número preciso para que no quedara ningún director humano capaz de encabezar el grupo. En cuanto terminó los subió a un minibus y llevó a sus quince creaturas al edificio corporativo. Gracias a su amistad con el jefe de seguridad pudo subir sin problemas al último piso del edificio, donde se hallaban los quince directores planificando la expansión de los negocios a Asia. Su entrada provocó un alboroto de proporciones, y la presencia de los androides una conmoción suficiente como para dejar a todos mudos, más aún cuando cada uno de los robots se paró detrás de la silla del director al cual iban a reemplazar. El ingeniero empezó a contarle a los directores en qué consistía su plan, pero de improviso sus creaturas tomaron por sus cuellos a aquellos a quienes reemplazarían, y con un simple movimiento los asesinaron. El ingeniero estaba paralizado, jamás había pensado en ese fin ni en ese modo de lograr sus objetivos. Lamentablemente para sus planes los androides habían aprendido bien sus lecciones, y concluyeron que ese era el único medio para lograr el bien mayor: devolverle al humano su capacidad de soñar.

2 comentarios:

  1. Estimado.
    Me pasa con este relato que hay una cierta precipitación en el desenlace, esto imagino, por tu gusto por los cuentos breves. La idea me parece interesante, lo que me cuesta creer, entendiendo también que los relatos necesitan verosimilitud, es lo rápido en que un jubilado aficionado a la robótica logra crear 15 androides capaces de reemplazar a un ser humano, independiente de su cargo. Lo bueno es que siempre tus relatos se leen bien, rápido y tienen la intención de generar discusión en tor no a temáticas éticas.

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  2. buen enfoque, sí bien siempre se vio a los robots como un remplazo de los obreros y de hacer trabajos más simples, el remplazar a ejecutivos parece algo inesperado...
    pero bueno siempre esta ese tema del control robotico, que ya esta muy utilizado, aunque esa última frase delta un objetivo muy distinto al clásico

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