Carta de abdicación de su excelencia Antoine IV

Autora: Camila Riquelme
Categoría: Carta abierta

Renunciar a un Reino no es tarea fácil para su monarca. Sin embargo, hacerlo por amor, amor a su gente, de cierta forma, dignifica al que pronto será un súbdito más. Así, éste es un paso glorioso para la historia de este rey que pronto será reinado. He aquí mi carta de abdicación.

Es claro que para el Rey de la Araucanía y la Patagonia, el que juró ante la Machi Real y los ángeles, deponer su gobierno es una decisión compleja y altamente meditada, mas sólo lo hago para defender la soberanía de mi pueblo y para que nuestra comarca siga siendo intachable ante el mundo y la ONI (Organización de las Naciones Indígenas).

Durante las guerras contra la desaparecida Confederación Chileno-argentina, nuestra raza ha demostrado un valor único, nuestros guerreros y guerreras han hecho gala de su fuerza y temple de ánimo, como de su virtud. Nuestro desarrollo tecnológico nos ha llevado a pisar la luna por primera vez en la humanidad y, por primera vez, hemos plantado hortalizas en sus tierras. Conmovido mi puño, debo decir que, manteniendo nuestra economía de subsistencia, hemos sembrado los paradigmas para naciones como la España Federal y ésta será objeto de estructuración para las naciones futuras. Hemos logrado expandir por el Cono Sur la premisa de la igualdad y el respeto que el occidente capitalista jamás promulgó. Siempre resguardamos los derechos humanos, proclamados el 10 de diciembre de 1948 en Valdivia. Ni en tiempos de guerra hemos quebrantado nuestra palabra, pues jamás recurrimos a la infamia de captar presos de guerra, ni presos políticos, ni torturados ni desparecidos. Nuestro lema es el respeto, el diálogo, pero siempre con entereza.

Sé que Orélie-Antoine I, por la gracia de Dios y la voluntad de los indios del extremo sur del continente americano, Rey de la Araucanía y la Patagonia, mi antepasado, quien construyó un imperio piedra por piedra, basado en este pueblo fuerte que buscaba la preservación de su cultura, no quiere que fallemos en estos momentos cruciales para la humanidad y juro por la sangre mapuche que corre por mis venas que, desde las sombras, seguiré el destino de mi nación y juntos la posicionaremos a la altura del Reino Inca o Maya.

Mi partida no será en vano, dejará en los recuerdos de cada comunidad fuego eterno, como Cai cai y Tren tren vilú. Las enseñanzas quedan en la tierra y son traspasadas por los ulkantufe porque el pewma sigue vivo en nuestros corazones y el pasado nos hace gloriosos, el presente nos legitima para hacer del futuro una idea de eternidad. Ahora nos toca pasar a una República y elegir un presidente que llevará a nuestra gente al tercer milenio, sé que será la sabiduría de nuestras comunidades las que primarán entonces y se construirá en torno al mañana que todos esperamos amanecer.

Abdicar es mi última acción como Rey de la Araucanía y la Patagonia y lo hago con el orgullo, con el valor de quien ha crecido amando a su nación, quien a honrado y dado la vida por su tierra. Porque el mapuche es la gente de la tierra y el mapuzungun la lengua del corazón

MARICHIWEU.

Antoine IV