viernes, 7 de octubre de 2011

Friendship

Autor: Gonzalo Fernández (@Tue_Tue)
Categoría: Teratología




Te avisamos que podías entrar, pero no que podrías salir”, fue lo que escuché antes de arrojarme al bosque donde viven las más extraordinarias y horripilantes criaturas nacidas de su monstruosa ciencia, mezcla entre nanotecnología, genética, cirugía, cibernética, robótica y otros saberes desconocidos por este rincón de la galaxia. De verdad lo que acabo de experimentar está lejos de todas las teorías y creencias que se tienen de la famosa isla Friendship.

Pues bien, lo siguiente que voy a describir en esta carta será un resumen en esta carta de todo lo que experimenté durante casi un año en esta isla maldita. Sólo he encontrado unas hojas de papel, una botella de plástico y un lápiz pasta roto en el bosque. Mi nombre es Emiliano Chamorro y tuve cáncer óseo primario, un tipo muy poco común de tumor, que tuve la desdicha de experimentar a los veinticuatro años de edad y ya casi terminada la carrera de ingeniería comercial en la Universidad de Chile. Mis padres hicieron cuanto pudieron para curarme, endeudándose hasta el alma con el banco, ya que éramos de una familia con muy pocos recursos, para intentar distintas terapias, desde la fastidiosa quimioterapia hasta las controvertidas ciencias del new age, pero nada funcionaba y cada vez me debilitaba más. Podía sentir que la muerte estaba próxima hasta que mi amigo Eduardo Quiroga me trajo una respuesta venida de un diario de circulación en Chiloé. Era un aviso donde escrito en palabras grandes, lo siguiente:



Si padeces un mal incurable, estas invitado a entrar a nuestra comunidad donde encontrarás lo que necesitabas y muco más.
          Atentamente Ashtar,  líder de la colonia Friendship.



Al leer la última palabra no podría creerlo, la isla de la que investigadores de extraterrestres y frikis panelistas de programas nocturnos han hablado tanto era real. Al principio creía que se trataba de una broma de mi amigo, pero lo luego pensé ¿Qué tenía que perder si es falso o no?, así me embarqué en una aventura hacía lo desconocido.


Al ir al sur de Chile, guiado por las indicaciones dejadas por el aviso, llego con mis padres a una playa como a eso de las diez de la noche donde no éramos los únicos que se encontraban esperando que algo suceda. algunos eran enfermos igual que a yo, aunque se notaba que cada uno padecía un mal distinto al mío. Al rato después una niebla me recordó mucho a un galeón español lo cual muchos creyeron de que se trataba del legendario Calehuche, pero al verlo más detenidamente parecía más una especie de nave espacial sacada de alguna película de Steven Spielberg que navegaba por el mar. Se notaba en la atmósfera un miedo trasmitido por todos nosotros al ver tan extravagante embarcación, hasta que se abrió una puerta que dejaba ver a un hombre alto con cabellos rubios. Él era el mismísimo Ashtar y nos decía (con una voz serena y calmada que nos daba confianza) que no tuviéramos miedo y que solo los enfermos entrarán a la nave. Así que sin más dejamos a nuestros acompañantes y todos los que padecían males nos embarcamos en la nave, alejándonos de la playa donde de improvisto vimos un destello de luz como la de un flash de una cámara, lo cual no le di importancia en a este momento, pero después me entero cuando me arrojaron al bosque de que se trataba de una luz que borra la memoria de las personas.


El barco avanzaba sin mucha resistencia, era como no existiera viento o olas que le impedía su avance, y su tripulación eran todos como Asthar: rubios, de ojos azules y de dos metros de altura aproximadamente. Estaba realmente impresionado con la tecnología con la que estaba hecha el barco, sin duda era de otro mundo una mezcla muy rara entre electrónica y algo orgánico, pero eso no me preocupaba mucho ya que había una atmósfera de paz y quietud que tranquilizaba a mi y mis compañeros. Después de unos quince minutos llegamos a una isla boscosa y se abría una compuerta donde entraba la nave. Todos los enfermos fuimos guiados aún plato gigante que era una especie de ascensor por miles de kilómetros bajo tierra en unos cuantos minutos. Entramos a una ciudad de edificios cilíndricos que estaban unidss por una especie de estela lumínica azulada, donde transitaban personas, y que trasmitían un aura brillante y blanca, que a todos ajenos a ella nos dejaría pasmados. Después de eso nos llevaron a uno de eso edificios donde pasaríamos todo el tiempo para curarnos nuestros males.


Pasó casi un año y ya me había sanado en un noventa y cinco por ciento de los males de mi cuerpo, incluyendo aquellos causado por la quimioterapia, a partir de un tanque cilíndrico donde me sumergía completamente con una solución nanotecnología que se encargaba de curarme. Era tal el milagro que mi cabello volvió a crecer y el color fantasmal que tenía había desaparecido, que aún con estos milagros de la ciencia era muy difícil de curar. Más encima encuentro mi felicidad y dicha al encontrar el amor con mi compañera de habitación, Elizabeth quien padecía SIDA, que aún con estos milagros de la ciencia era muy difícil de curar, pero eso nos daba mucha importancia a ambos mientras estuviéramos juntos,  o por lo menos eso pensaba.


Una noche, la doctora Isthar junto dos de sus ayudantes se llevan a urgencias a mi amada, aparentemente según me comentó la doctora, el SIDA que tenía había evolucionado a un nuevo nivel nunca antes visto y por ello debía ser puesta en observación para ver como evoluciona. Le imploré que me dejará estar con Elizabeth, pero la doctora fue muy enfática no podía. Solo y sin protestar veo como se llevan a mi amor por medio de una esas tablas de luz que usan estos seres rubio para trasportar a los enfermos a partir de un pequeño aparato que trasmite una “luz” que se solidifica y que flota una distancia considerable del suelo, casi al nivel de la cintura de una persona normal, además de ser movido con el pensamiento del que maneja el aparato. Después de ese episodio empecé esperar con paciencia a que mi amada saliera de urgencias, pero nunca supuse que la espera fuera larga.


Se habían cumplido seis semanas desde que no veía Elizabeth, yo le preguntaba a Isthar por ella pero siempre me decía lo mismo “ella se encuentra aún en tratamiento” y eso me ponía más impaciente por ver a mi amada. Un día, decidí entrar a la sala de emergencia a escondidas, ya que sabía muy bien que a eso de la media noche se abrían las compuertas donde salía los drones de mantenimiento y que estas se mantenían abiertas por sólo dos minutos, pero claro eso lo que tenía en mente y podría que no resultará bien. Logro cruzar la puerta con mucha dificultad, ya que por poco pierdo uno de mi pies y no podía creer que había funcionado, pero nada de lo que había aprendido en Friendship me prepararía para ver lo que descubrí...


En una sala rodeado de los mismos tanques cilíndricos con la solución nanotecnología, separados unos de otros para formar pasajes por los que tres o cuatro personas podían pasar, pero lo que me alarmo bastantes es que en esos elementos médicos se encontraban sumergidos seres nanotecnológicos de horripilante aspectos. Algunos eran mezclas grotescas entre distintas especies, como reptil-mamífero o insecto-pez, o simplemente una extraña fusión entre aparatos electrónicos y extremidades biológicas. De verdad era algo que insólito lo que veía en la colonia de Friendship, preguntándome el porqué de todo estos claros experimentos que hacía la gente rubia de esta isla desconocida, y luego entonces descubro en uno de los tanque algo que me llena de mucho dolor y pena, de la impotencia de quedarme pasmado ese momento, tal vez estaría conmigo ahora. Observé en un tanque que había una mujer desnuda que su parte derecha de su cuerpo y piernas era consumida por una especie de planta con tentáculos, solo dejando parte de su rostro, pecho y brazo izquierdo de ella. Luego de observarla detenida mente me di cuenta con horror de que se traba de Elizabeth, quedándome paralizado del miedo por lo que estaba mirando y de pronto recibo una especie de choque eléctrico, volviéndose todo oscuro.


Despierto en una suerte de burbuja que flotaba en medio de un bosque, en le cual noto sonidos guturales de multitudes de criaturas y la aparición de una especie de gaviota monstruosa en forma de dinosaurio que sale desde los arboles. Estaba aterrado de las cosas que se encontraba cerca y de pronto una figura lumínica dentro mi extraña cárcel, era el mismo Ashtar. Él me decía que había descubierto los experimentos y no podían dejarme con vida sabiendo eso, obtendrían una fuente una agotable de “voluntarios” para sus experimentos dentro de un plan que nunca me especificó, pero lo que si me dijo es que en el bosque dejaban algunas criaturas para un mayor estudio y que los gobiernos y algunas empresas privadas sabían de la verdad detrás de Friendship, ya que habían llegado aún trato, cambio de tecnologías por seguir haciendo sus pruebas, además, de ofrecer su isla para arrojar criaturas o humanos mutadas por extraños accidentes industriales o simplemente experimentos fuera de control, lo cual les permitiría tener un mejor estudio de las variaciones que pueden conseguir.


Al final del discurso de Ashtar noté que la burbuja se desvaneció, arrojándome al bosque tenebroso. Cuando estaba en el suelo gimiendo por el dolor de la caída que anularon mi existencia, por lo que, no importaba si me borraban la memoria o me daba una muerte rápida. Desde ese momento hasta ahora intentó sobrevivir a los horrores de esta maldita isla, en que mi ultimo encuentro mortal fue con una especie de gusano gigante que tira un ácido por su boca que casi me cuesta el brazo derecho. Lo que pretendo con esta cartas y la botella que encontré es contar la verdad de lo que ocurre en Friendship y que no es la “Isla de la Amistad”. Espero que con mi testimonio frenen la búsqueda de éste lugar para curar males imposibles de sanar...

2 comentarios:

Siéntase libre de opinar, sugerir y criticar. Sólo pedimos no usar groserías y evitar faltas ortográficas.