domingo, 5 de febrero de 2012

La Maravilla Barbada en Chile. Parte I

Autor: RF Yáñez
Categoría: Robotín


Capítulo 1: Rancagua

En una ciudad adornada con himnos y banderas erróneas, todavía, el General del Ejército Bernardo O’Higgins Ricurri acababa de ganar una feroz batalla en el centro de una ciudad de fuerte importancia estratégica.

Los valientes apodaron el lugar como La Manzana Rancagüina. Y es que con realizar la única cosa que el Pueblo les pedía —ganar la guerra—, podían hacer cosas tales como esas, exigir comida, beber a destajo y otras de un gusto más íntimo.

— ¿¡Una mina, mi General!? —se dirigió un cabo de segunda mano a Bernardo. Este, que parecía mirar un mapa sucio y con extraños símbolos redondos, se giró para ver al soldado enano que exigía en la petición. Bernardo miró a su alrededor, en el que sólo yacían los ineptos enemigos. Se encogió de hombros.
—Sólo quedan disponibles robotinas gallegas.
El cabo de segunda mano tragó saliva.
— ¿Y si resulto muerto en el intento, mi General? —preguntó, asustado.
—No, el Mecánico ya les cambió el chip neuronal y perciben olores de forma adecuada.
— ¿Mis feromonas, Señor?
—Tú lo dijiste.

Tras un rato, se veía que el cabo de segunda mano era llevado en brazos por una robotina a una de las casas de adobe, y que era ocupada como mero techo del servicio sexual.

Porque este, en definitiva, era el tiempo donde la persona que importaba era quien se hacía un nombre entre el resto, y aquel cuento dimensional de crear una familia y morirse de viejo pasó a ser un motivo para morir joven, pero en guerra.

Los dos hermanos Carrera, de larga trayectoria y conocidos por su desempeño en ser útiles, se acercaban a Bernardo con lustrines en mano.
—¡Heil, O’Higgins! —dijeron, dando una reverencia con los dos brazos estirados hacia delante.
—¡Heil! —se sintió al unísono la voz de los soldados que estaban dentro del prostíbulo y que, como podían, se las arreglaban en cumplir con las robotinas.
Los Carrera eran utileros, pero se les consideraba héroes por aportar la causa de O’Higgins, siempre con buena información.
Traían chicha para festejar la nueva victoria sobre los invasores gallegos, esta vez por partida doble, pues sabían ya de su ubicación del centro de comando, ubicado en el norte, en Santiago.

Fue una noche de cuecas improvisadas con gallegas cyborgs, aunque algunas comenzaron a comprender cómo se sacudía el pañuelo tras ser incorporado el curso básico en su chip neuronal, por el Mecánico. En las robotinas, la chicha saltaba, la poca espuma se la refregaban por la cara, y sonreían dichosas con esa mirada que siempre parecía vacía. Pero sonreían, que era lo importante en definitiva.
Antes de que el sol decidiera ponerse en el cielo, las mataron a todas presionando el botón DEATH, ubicado en sus espaldas. Luego las tiraron al fuego. Tras un rato, el producto enemigo había pasado a ser nada más que metal negro e inservible.

Pasaron cinco días. Era hora.
El Pueblo, esta vez tranquilo, despedía a sus valientes héroes sanados de toda herida. Emprendían un viaje a caballo en dirección al norte.

Pero Bernardo escondía un secreto. Había descubierto algo en el curioso mapa; un lugar que conoció de niño. Veía lo que para él eran formas mecánicas. Algo desconocido. Todo indicaba que si seguía ése camino, terminaría en las costas chilensis. Quizá, era mejor informar a sus tropas del dibujo después de acabar con el resto de los gallegos en Santiago.

Se dirigían a otro batalla más, una que sería digna de recordar.

Continuará.

2 comentarios:

  1. me costo entenderlo, pero se ve que esta interesante y bien hecho para iniciarnos en un viaje interesante. Veamos como sigue saludos

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  2. Esta saga llegó a Chilenia en la primavera pasada, curiosamente iba a ser lanzada en Octubre, pero 1985 comenzó a crecer de una manera tormentosa, impúdica e intensa.

    Gracias a la paciencia de RF Yañez. Esta historia Retro-Futurista es inédita e inesperada, contiene elementos ajenos a varias de las publicaciones de los actuales escritores de Ciencia Ficción chilena.

    Esperemos hasta qué lugar llegaran esta Maravilla Barbada.

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